viernes, 6 de junio de 2014

El padre y.... la maternidad




Cada día leemos artículos, blogs, libros… asistimos a charlas, tertulias sobre la maternidad. Analizamos todo el proceso desde el embarazo, parto, posparto. Buscamos comprensión, apoyo…, pero la mayor parte de las veces, centrándonos en la madre y olvidándonos un poquito, ‘o un muchito’ de los padres. 

A ver…, soy madre de dos niñas, soy consciente del valor de una madre, de su esfuerzo, de su cansancio, de sus emociones y de todas las necesidades, etc. que se le plantean con la maternidad, pero en esta ocasión quiero centrarme en el padre, en sus necesidades, en su rol con la llegada del bebé, en sus sentimientos….


Quiero partir del hecho, a veces olvidado, de que los hombres y las mujeres somos diferentes (muuuy diferentes). Parece una obviedad, pero muchas veces, buscando una mal entendida igualdad, nos olvidamos de esto. En ocasiones, y más con la maternidad, nos sentimos incomprendidas por nuestras parejas, nos irritan, nos sacan de quicio… vamos, que los mataríamos mil veces al día. El tema es que ellos están parecidos a nosotras… o peor, (ellos son más o menos los de siempre y nosotras estamos poseídas por las hormonas, con lo que están todavía más desconcertados, si cabe). Cómo decía somos diferentes, no les entendemos, pero es que, nosotras para ellos muchas veces somos un gran misterio….

Durante el embarazo, podemos sentirnos cansadas, agobiadas, doloridas... Nosotras  esperamos que nos abracen cuando estamos tristes, que nos hagan compañía cuando estamos agobiadas, un masajito cuando me duele la espalda o los pies, que nos preparen la cena, o el desayuno, que nos ayuden…y ¡Jolín! ¿Cómo no se les ocurre todo esto a ellos solitos, si es ‘taaan evidente’ que estamos así? Pues, porque para ellos no es tan evidente, no entienden nada,  o casi nada, a veces sólo ven cambios de humor radicales, malas caras, mosqueos imprevistos…. Tratan de ayudar, de  agradarnos y muchas veces no lo consiguen y no saben qué hacer.

Es cierto, que a veces son un poco ‘burricos’ (lo digo desde el cariño), pero ganaríamos mucho, si les explicásemos cómo nos sentimos y que es lo que queremos. Si un día que no te encuentras del todo bien, él viene y te dice “Hoy he quedado con los amigos (por ejemplo), no te importa, ¿no?” En vez de decirle, “Si cariño, vete y pásalo bien” y quedarte pensando “desde luego, ya le vale, yo toda embarazada, con los pies como botijos, todo el día vomitando y él sólo pensando en irse con los amigotes…” Prueba a explicárselo, dile “la verdad es que me siento mal, me encantaría que te quedases conmigo”. Cuéntale como te sientes, tranquilamente, sin reproches… No esperes que te lea la mente, ni que pille tus sutiles indirectas… Ahorra tiempo y disgustos innecesarios comunicándote con él. 


Por otro lado, esperamos que se involucren a tope, que lean todos los libros que nos están gustando, que nos acompañen a actividades, charlas… Pero, si para nosotras es complicado imaginarnos lo que se nos viene encima y eso que llevamos dentro al bebé… imagínate para ellos. Esperamos que tengan paciencia con nosotras, pero nosotras también deberíamos tener paciencia con ellos, es mejor no presionarles demasiado, darles su tiempo, ellos llevan su ritmo para asimilar la nueva situación. La paciencia, es el principal secreto además, de una buena comunicación.



Luego llega el momento del parto, y no todos están preparados. En el parto, están asustados, preocupados por nosotras, están viendo sufrir a su pareja y no saben muy bien qué hacer para ayudar. Una vez más paciencia y comprensión en ambas direcciones es fundamental. Y para que se sientan más seguros estaría bien preparar el parto con ellos y decirles qué se espera de ellos.
Por ejemplo pueden encargarse de  que se respete el plan de parto, en caso de que lo hubiera, que se ocupen de que esté listo todo lo necesario cuando vamos para el hospital… Pero sobre todo, hacerles saber lo importante que es que nos apoyen aunque sólo sea dándonos la mano, diciéndonos lo bien que lo estamos haciendo, diciendo que falta poco, que somos unas campeonas, dándonos un abrazo, un masajito en los hombros, una caricia, esto es fundamental. Que se sitúen junto a nosotras y nos hablen con cariño, puede ser la clave para nosotras y decírselo hará que se sientan útiles e importantes.

Y cuando llega el bebé la cosa se complica aún más. Los padres pasan totalmente a un segundo plano. Todo el mundo se preocupa por el bebé y por la madre, la felicitan, la preguntan cómo se siente y pocas veces nos acordamos de ellos, sobre todo nosotras, que por otro lado es normal, pero claro para ellos no tiene que ser fácil. Además, de nuevo intentan ayudar y se encuentran un poco perdidos.

Aquí también se trata de hablarlo, de comunicarse y de explicarle qué esperamos de ellos, y acordar con él cual es su papel y cómo puede ayudar en este caos.  Confiar en ellos, dejarles que cojan al bebé y lo cambien, no criticar, ni juzgar si el pañal o la ropita no está puesta a nuestro gusto. Que se ocupen de organizar la casa, de gestionar las visitas… No pueden dar pecho, pero hay muchas cosas que pueden hacer… Y lo más importante es que se conviertan en nuestro soporte, en nuestro apoyo, para que nosotras podamos encargarnos adecuadamente del bebé. Sobre todo al principio, la relación del padre con el bebé pasa a través de la madre, es algo primario y natural. 


Cuando el bebé vaya creciendo y necesite romper el vínculo con su madre para convertirse en un ser independiente, el padre se encargará de ello y pasará a tener una relación más directa con el niño.

En resumen, lo más importante es la paciencia y la comunicación. Esperamos que ellos nos entiendan, y su falta de comprensión, a veces, nos desespera, pero estaría bien paramos a tratar de entenderlos a ellos. Para nosotras es difícil pero para ellos también y juntos, como un equipo todo resulta más fácil.

sábado, 3 de mayo de 2014



MI EXPERIENCIA CON LA REFLEXOLOGÍA




Hoy os queremos  contar la experiencia que tuve yo, Susana, con la Reflexología Podal Infantil. Muchos ya sabéis que en Muxuz Muxu impartimos estos cursos… y muchas veces nos preguntáis sobre este tema… el curso y la reflexología sirven y se usan para muchas cosas… pero hoy os cuento esta…. Mi experiencia…

Tengo una preciosa hija de algo más de seis años que es mi ángel y la luz de mi vida, Naroa (además de tener ahora a Alize con 7 meses de vida que es mi otro ángel, claro!), pero en este caso mi experiencia es con Naroa.

Aprendí el método de Ángeles Hinojosa en el curso de prácticas impartido por Begoña Montilla cuando se hizo monitora de Reflexología Podal Infantil hace ya unos años. He de reconocer que, aunque la reflexología me parecía un tema práctico, útil e interesante, tras el curso deje aparcado el método y rara vez le hacía un masaje a mi hija, entre que no encontraba el momento y mi hija ponía pegas, pues no insistí demasiado.

El lunes 26 de septiembre de 2010, como todas las mañanas empecé a preparar a Naroa para ir al cole. Según empecé a quitarle el pijama noté que la niña tenía unos lunarcitos morados muy extraños por el cuerpo y la cara. Enseguida me di cuenta de que eso no era nada bueno así que cogí a la niña y me fui pitando para el hospital de Cruces. 

Nada más llegar a urgencias nos pasaron dentro y empezaron a hacerle pruebas.  Le hicieron análisis de sangre y descubrieron que tenía las plaquetas por los suelos (3.000 plaquetas cuando lo que se considera normal creo que es a partir de 140.000). Entre esto y otros síntomas que tenía la niña la cosa no pintaba nada bien. Me dijeron que tenía que quedarse ingresada para hacerle más pruebas, y que tenían que descartar una posible leucemia. Ahí empezó la pesadilla. 

Nos quedamos ingresadas en oncología infantil, al día siguiente le harían una punción medular para descartar el cáncer y mientras tanto la niña, que seguía con la vitalidad de siempre, no podía moverse ya que ante cualquier mínimo golpe había un alto riesgo de hemorragia o derrame cerebral.  Esos dos días fueron los peores y más largos de mi vida. 

El martes por la mañana le pusieron anestesia total y le hicieron la dichosa prueba. Tuve que esperar a los resultados hasta las cuatro de la tarde. Cuando la doctora me dijo que Naroa no tenía leucemia sentí como si flotara. 

La médico empezó a explicarme que lo que le pasaba es que tenía una Plaquetopenia, su médula producía sin problemas las plaquetas pero su propio cuerpo se encargaba luego de destruirlas. No tenían muy claro el origen de este problema, también conocido como púrpura, pero parece ser que ante un virus su sistema inmunológico se había vuelto loco y desarrollaba anticuerpos contra las plaquetas. 

Me comentó que le iban a poner un tratamiento con cortisona o corticoides si el tratamiento funcionaba el viernes nos iríamos para casa  y si no funcionaba habría que ir probando otros tratamientos. Una vez curada había tres posibilidades: que se recuperase para siempre, que de vez en cuando tuviese un brote, o que se le hiciese crónico. Como yo soy una persona muy positiva y tras el alivio de saber que no era leucemia, me quedé con la primera parte, que le iban a poner un tratamiento, le iba a funcionar y el viernes nos íbamos para casa.

Los tres días siguientes, a pesar de estar ingresadas, con Naroa como loca por levantarse, jugar y correr, y con el cuerpo lleno de manchas y moratones (la pobrecita parecía un cromo), compartiendo la vida con niños muy enfermos, e historias muy tristes, nuestro estado de ánimo era bastante bueno ante el convencimiento de que nosotras éramos ‘las afortunadas’ y de que tras los análisis del viernes nos iríamos para casa.

Llego el viernes, y fue cuando me echaron el jarro de agua fría. El tratamiento no había funcionado y Naroa no tenía ni media plaqueta más que cuando ingresó, así que había que probar con otro tratamiento. Se me volvió a caer el mundo encima y empecé a pensar de nuevo lo peor. Mientras tanto ingresó otra niña con el mismo caso que Naroa y empezaron a llegarme noticias de más casos como el suyo y ninguno con una recuperación fácil o rápida.

Es en este momento cuando me acordé de la reflexología

Le llame a Bego y le pedí que por favor viniera a hacerle unos masajitos y de paso que le consultara a Ángeles Hinojosa para ver qué puntos podía tocarle para ayudarla. Esa misma tarde, Begoña vino al hospital con las plantillas y demás. Le hizo el masaje y me dijo que yo se lo repitiese tres veces al día y así lo hice. Además, Naroa estaba harta de hospital, así que me dejo encantada que le hiciese los “masajes en los pies”, como dice ella, para ver si así nos íbamos de una vez por todas (en ese momento se hubiese dejado hacer cualquier cosa con tal de volver a casa.

El lunes volvieron a hacerle los análisis y ¡sorpresa!, las plaquetas se habían disparado, ¡tenía 325.000! Por fin nos dieron el alta y nos pudimos ir a casa. Además, como los niveles de plaquetas eran tan altos Naroa podía hacer una vida totalmente normal y desde el día siguiente mismo podía volver al cole.
Tuvimos que repetirle los análisis 15 días después y un mes después  y en el último las plaquetas eran más de 400.000. Por supuesto yo había seguido haciéndole masajes, todos los días al principio y poco a poco los fui espaciando cada vez un poco más. Muchas veces, es ella misma la que me los pide, sobre todo si se encuentra mal.  

No tuvimos que volver a hacerle análisis hasta tres meses después donde los análisis siguieron siendo perfectos y todo se ha quedado en un mal sueño.

 
No tengo pruebas científicas de que fuera la reflexología lo que curó a Naroa, pero cada vez estoy más convencida de que así fue. La niña que estuvo con Naroa en Cruces recibió el mismo tratamiento pero las plaquetas solo le subieron a 30.000. No sé de ningún caso de esta enfermedad y conozco varios, en los que haya habido una recuperación tan rápida y tan sorprendente. El hijo de una amiga tuvo que estar más de un año recibiendo tratamiento cada 15 días y la hija de un primo de mi aita lleva desde marzo  de ese año sometida a diferentes tratamientos sin resultado alguno, me he ofrecido a enseñarle los masajes de reflexología y próximamente vendrán a aprenderlos. Esto sólo son dos ejemplos.


Así que solo puedo decir una cosa, GRACIAS A LA REFLEXOLOGÍA, A BEGOÑA Y A ÁNGELES,  no sólo han devuelto la salud a Naroa, sino que me han dado la tranquilidad de saber que si le vuelve a pasar tengo una herramienta mágica que me ayudará a resolver sus problemas de salud.

lunes, 31 de marzo de 2014

¿Por qué duermo con mis hijos?

¿Por qué duermo con mis hijos? Esta es una pregunta que me hace mucha gente, bueno, los que se atreven a preguntar por qué. En realidad se que no tengo que dar explicaciones de con quien duermo y por qué... yo no pregunto a nadie cómo ni con quien duerme... salvo que sea una amiga íntima, claro... :)

El caso es, que para poneros en situación, yo tengo un hijo de cuatro años y medio y otro de un año, y hasta ahora... dormimos todos juntos... casi siempre... porque a veces el mayor se va a su cuarto... a veces es mi marido... y a veces soy yo la que se marcha... sí... tanta gente junta se descansa peor, eso es un hecho que no voy a discutir...  pero por norma general dormimos los cuatro, a veces mejor, a veces peor... y muchas veces me pregunto cómo he llegado a esta situación y por qué lo hacemos así...

La verdad que cuando nació mi primer hijo, nosotros nos informamos mucho sobre.... todo! y entre las cosas sobre las que nos informamos estaba el colecho, y decidimos practicarlo porque veíamos muchos beneficios en él y cuando nació nuestro bebé, esa cosita tan chiquina... cómo iba a estar solito, tan indefenso... 

En ese momento cuando oía eso de que a partir de los tres años se quieren independizar, me parecía algo tannnn lejano... algo a lo que yo no llegaría... tres años? como vamos a estar tres años con el niño en la cama? jaja... ahora llevo cuatro y medio y no quiero que se acabe nunca, pero... cómo y por qué hemos llegado a este punto?

Primero era porque prevenía la muerte súbita... era porque el bebé tan pequeñito necesita el contacto, porque tu respiración le ayuda con la suya, porque se sienten más seguros, porque no tienes que levantarte y descansas mejor, porque duermen más tiempo seguido (este punto... habría que discutirlo, pero bueno... aceptamos...), porque mejoras su autoestima, porque si les das de bebés lo que necesitan van a ser adultos más autónomos e independientes, porque nosotros somos más de acompañar que de imponer... porque hay que dejarles su proceso natural, porque es lo normal en la mayoría de las culturas del mundo, porque los adultos normalmente dormimos acompañados, por qué los niños no... y bueno... podría seguir dando un millón de razones que justifican para mí, más que de sobra el colecho... razones dadas por expertos en el tema y las cuales yo agradezco que existan, y que me hayan ido guiando para llegar al punto en el que estamos.

Además de todo esto... y de que el colecho fue una decisión de la pareja tomada conjuntamente, las situaciones de la vida nos llevaron a alargarlo más todavía... y cuando mi hijo el mayor tenía dos años, pasamos una temporada en una casa que solo tenía una habitación... lo que nos llevó a seguir con el colecho sin cuestionárnoslo... cuando volvimos a tener una habitación para él... se fue encantado de la vida sin ningún problema... pero nació su hermano poco después... y quiso volver.. y en eso estamos... que viene, que va... 

Con mi hijo el mayor tenía que justificar el colecho, tenía que dar mis argumentos para dejar claro que sabía lo que hacía y que... tenía mis motivos! Ahora ya no me preocupo por eso... no me importa lo que piensen en ese aspecto... Es cierto que no voy contando por ahí cómo dormimos... aunque también tengo que decir que cuando tengo una conversación de más de diez minutos con alguna madre en el cole o el parque... terminan contando cómo duermen... y no deja de sorprenderme lo habitual que es escuchar que duermen con uno de los hijos, o la madre con uno de ellos o todos juntos... o no, también es verdad que hay casos en los que no, no nos engañemos y también es totalmente respetable... 

Ver mi habitación a mucha gente le resulta curioso... un colchón en el suelo, una cama de 90 pegada y una cunita de colecho al otro lado... y en verano una mosquitera que lo cubre todo! sí... no es la habitación con la que había soñado... pero... es que nosotros así estamos taannn felices!

No quiero dejar pasar por alto otro argumento que me suelen dar quienes opinan que no estamos haciendo lo "mejor" para mi familia, (yo parto de que cada familia hace lo que consideran lo mejor para su familia... pero bueno...) y es el tema de las relaciones íntimas entre la pareja... no voy a entrar en detalles... pero todos los que practicamos colecho seguimos teniendo una relación de pareja, la que sea... la que cada pareja tiene, ni más ni menos... lo que ha cambiado no es cómo dormimos... sino que tenemos niños y como el resto de padres hay que ser más... "ingeniosos" podría ser la palabra...

Así que volvemos a la pregunta.... Que por qué duermo con mis hijos? pues además de todos esos motivos psicológicos y de crianza que hay... porque nos gusta... porque es placentero, porque despertarse en mitad de la noche y sentirles no tiene precio, porque ver como están inquietos y con solo mover un brazo, te tocan y se quedan otra vez dormidos es muy satisfactorio, porque las mañanas son muy divertidas, porque el pequeño nos pasa por encima para ir a dar a su hermano el primer abrazo del día y nosotros lo vemos cada mañana, porque nos hace felices y porque sabemos, que sí o sí, algún día ya no dormirán con nosotros, se querrán ir a su cuarto o a donde ellos quieran... y estos momentos no volverán nunca...

Como digo, no había pensado que ser madre incluiría esta parte... te imaginas como madre abrazando a un bebé, dándole pecho, llevando a los niños al parque, dándoles fruta para merendar.. pero yo, por lo menos en mi caso, nunca me imaginé durmiendo con ellos tanto tiempo... y ahora no me imagino la maternidad sin esta parte... he llegado a un punto como madre en la que intento hacer lo que me hace feliz, lo que nos hace felices a todos y así estoy segura de que hago lo mejor para mi familia. 

Con este post, no intento justificarme ni a mí ni a los que hacemos colecho, ni intento convencer a nadie... yo respeto todas las opciones, simplemente quiero dar mis razones, las mías propias, las que siento desde dentro de por qué colechamos, porque creo que es quizá la parte que falta en los libros.

Así que mi respuesta a por qué duermo con mis hijos, suele ser... porque así me siento feliz!

martes, 25 de febrero de 2014





Ha llegado el día de cerrar una etapa, nuestra andadura en Bilbao. Hoy acabamos en este céntrico barrio de Indautxu con pena, agradecidas por todas las palabras bonitas que hemos recibido estos días... pero también con muchas ganas e ilusión de comenzar la nueva etapa que nos espera. Estaremos unos días desconectadas... y el lunes que viene volvemos con fuerza y energías. Esperamos seguir en contacto con todos los que nos habéis acompañado estos cuatro años aquí, de una manera u otra. Hasta pronto y hasta siempre!!!

miércoles, 5 de febrero de 2014

MUXUZ MUXU SE TRASLADA




Han pasado casi cuatro años desde que abrimos las puertas de Muxuz Muxu por primera vez. Un proyecto lleno de ganas e ilusión que nacía de una necesidad, nuestros hijos. Este proyecto surgió de una de esas conversaciones entre amigas, donde teníamos claro lo que necesitábamos y no encontrábamos, donde, como muchas otras veces, nuestros pequeños nos estaban iluminando y nos estaban dando el camino de nuestro futuro, de su futuro.

Durante este tiempo el proyecto ha crecido con nosotras, hemos pasado momentos muy buenos y también muy malos. Hemos reído mucho, nos hemos emocionado, hemos vivido preocupaciones, hemos bailado y como nuestra personalidad nos caracteriza, hemos luchado contra viento y marea para que el proyecto siga adelante, porque es nuestro, porque creemos en él, porque es nuestro planteamiento de vida y por todas esas personas a las que llegamos sea a través de la tienda, de los cursos, de las redes sociales, el teléfono…  el sentir que estáis ahí ha sido una gran ayuda durante todo este tiempo.

Y como muchas ya sabéis, en estos casi cuatro años, nuestras vidas también han cambiado, y las dos hemos sido madres otra vez, y una vez más, estos pequeñines nos vuelven a iluminar. Es tiempo de estar cerca suyo, de poder dedicarles todo lo que se merecen. Por eso, necesitamos estar cerca de casa, del parque que ellos visitan, de sus colegios… 

Y como Muxuz Muxu somos nosotras, Susana y Bego, las que estamos en la tienda, las que cogemos el teléfono, las que nos sentamos en el desayuno tertulia o dirigimos el grupo de lactancia, no podemos ni queremos duplicarnos, queremos que Muxuz Muxu siga siendo lo que ha sido hasta ahora, así que la decisión está tomada, nos trasladamos a Algorta, cerca de casa, para poder seguir con este proyecto y al mismo tiempo tener cerca a la familia que tanto nos necesita ahora. 

Sabemos que a muchos os tendremos  más cerca, a otros más lejos, pero no queremos dejar de recalcar que seguimos, seguimos con nuestros productos naturales, prácticos y ecológicos, que seguimos con nuestros cursos, talleres, tertulias, apoyando la lactancia… solo que estaremos en otro sitio.

Para todos los que ahora os quedéis más lejos, queremos informaros que un día a la semana tendremos entrega gratuita para toda la zona metro (consultar otras zonas), porque así nos lo habéis pedido los que consumís habitualmente muchos de nuestros productos. Por eso queremos de esta manera premiar vuestra fidelidad y ahora os lo entregaremos en la dirección que nos digáis sin ningún coste adicional un día por semana. 

Así que el 25 de febrero será nuestro último día en Bilbao y el día 3 de marzo estaremos ya operativas en Algorta, c/ Avenida de Algorta 53, (Junto a la plaza Satistegui), con las mismas ganas, fuerza e ilusión que abrimos las puertas en Bilbao hace casi cuatro años. 

No queremos terminar sin agradeceros a todos y cada uno y una de los que os habéis acercado hasta la tienda en este tiempo, a mirar, a comprar, a charlar… todas las personas que han pasado por aquí nos habéis enseñado mucho y esperamos seguir viéndoos a partir de marzo en Algorta. 

También recordaros que seguimos teniendo la página web, tienda on line y seguimos con las redes sociales, facebook, twitter e instagram y el mismo número de teléfono (944003574) para estar en contacto con todos vosotros. 

Muchas gracias otra vez y un abrazo enorme a todos y todas!

Susana y Bego